29 de junio de 2015

Cultivo, Reproducción y uso de la Stevia


La Stevia, planta de origen tropical (Paraguay), tiene un comportamiento distinto del natural en climas mediterráneos, donde los días acortan mucho durante el otoño-invierno, provocando así una parada importante en el crecimiento de la planta (en cambio, en las islas Canarias su comportamiento es más similar al de sus orígenes tropicales). Por este motivo, la planta que es plurianual (es decir, que puede rebrotar 4-5 años), cada primavera arranca otra vez con fuerza, rebrotando nuevos y numerosos brotes desde debajo de las raíces.


A partir de la primavera y casi hasta mediados de agosto,  se puede reproducir por esquejes (caso similar al de los geranios). Por medio de este sistema, de una planta de Stevia que rebrote en primavera se puede hacer de 200 a 500 plantas, esquejando durante todo el tiempo que vegeta.

Hay que tener en cuenta no plantar un rebrote que acabe en flor, porque nunca enraizaría. Por otro lado, los brotes de primavera y verano pocas veces suelen tener flor. Flores que, por otro lado, nunca darían lugar a semillas con poder de germinación, de ahí que la reproducción se haya de hacer por esqueje y no por semillas. De esta manera, si partimos de una buena variedad conservaremos siempre las propiedades medicinales.




Para asegurarnos que un brote de Stevia sin raíces enraíce bien, hay que seguir los siguientes pasos:

.-Hay que llenar la maceta con turba fertilizada, que se puede encontrar en cualquier “garden” o vivero, y regarla hasta que la turba quede bien empapada.
Puede utilizarse también para llenar la maceta, tierra con un poco de estiércol bien hecho.

2º.-Hacer un esqueje cortando  los 10 cm finales de un brote de Stevia (asegurarse que no acaba en flor). De estos 10 cm de tallo, quitar las 2-3 hojas de la parte de abajo, para facilitar su enterramiento en la turba o en la tierra, presionando bien fuerte con los dedos alrededor del tallo par que haga contacto con la turba o tierra húmeda. No dejar pasar mucho tiempo desde que se corta , hasta que se planta el  esqueje. Mejor cortar y plantar inmediatamente o mantener en agua como si fuesen flores cortadas.

3º.-Depositar la maceta con el esqueje en un lugar sombreado, para evitar que el sol  lo deshidrate  e impida el enraizamiento y regarlo al menos una vez al día. Poner el esqueje en un lugar donde el aire no lo reseque.


Si  hace mucha calor y se tiene posibilidad de refrescar las hojas de los esquejes, nebulizando a menudo con un poco de agua, el % de supervivencia será mucho mas alto.


4º.-A los 28-30 días el esqueje de Stevia empezará  a ponerse derecho, y cuando se observe que alguna hoja nueva empieza a salir, ya se puede poner en una zona con más sol, donde ya no parara de crecer. Cuando el  esqueje trasplantado  empieza a sacar hojas nuevas, regar solo cuando la tierra no esté húmeda.

Durante los fuertes calores del verano, es necesario regar todos los días, pero en primavera y otoño, esperar a regar a que la tierra no de sensación de humedad en contacto con la mano.

Durante el invierno, época en que la planta para su crecimiento, regar muy poco o casi nada, para evitar que se pudran las raíces, ya que de ellas han de volver a brotar nuevas plantas durante la primavera.



5º.-Aproximádamente al cabo de un mes y medio o dos de haber plantado el esqueje sin raíces en  la maceta, trasplantar por segunda vez al lugar definitivo, que puede ser al aire libre, en el suelo de un jardín, huerto o campo de cultivo, dentro de un invernadero o a una maceta mas grande, para facilitar el máximo crecimiento de la planta.

El invernadero permite avanzar la producción unas semanas en primavera y retardar la decadencia en el otoño. En los meses más fuertes del verano, el invernadero se puede sombrear un poco para evitar el calor excesivo y simular el clima tropical del que es originaria la Stevia. A pesar de todo, al aire libre se desarrolla muy bien.

.-Cuando se llega al final del otoño y notamos que la planta ya no tiene ganas de crecer y se llena de flores, es el momento de recortarla, dejándola a 10 cm de altura y aprovechando para secar las hojas que aun quedan.

Para asegurarnos que volverá a brotar de nuevo en primavera, al menos unas plantas protegerlas con un pequeño túnel de plástico . De esta forma evitaremos que si llueve las raíces se encharquen de agua y cuando vuelva a crecer el día, el calor del sol será intenso debajo del plástico y la planta creerá que está en el clima de Paragüay y brotará con fuerza un año mas.


Estos nuevos brotes todos tendrán raíces y será mucho mas fácil hacer nuevas plantas de Stevia que el año anterior, dado que el año anterior partíamos de esquejes sin raíces

.-Para secar las hojas durante el verano de modo correcto, procurar que no les de el sol directamente, con el fin de preservar todas las propiedades medicinales. Las hojas de última hora, cuando se poda la planta para pasar al invierno, es inevitable secarlas al sol, aunque en pequeñas cantidades, se pueden secar en el interior de la vivienda donde habrá mejor temperatura.


OBSERVACIONES DE ABONADO Y TRATAMIENTOS FITOSANITARIOS ABONADO



Es una planta poco exigente en nutrientes.  Con el abonado orgánico, no hay problema en pasarse con la dosis, pero con el  abono mineral o químico, tener mucho cuidado en  no poner en exceso, porque la planta se resiente mucho e incluso puede colapsarse y morir.


El abono mineral o químico, se ha de empezar  a aplicar a los dos meses de plantar la Stevia en el lugar definitivo , poco abono pero a menudo (cada 50-60 días). El abono mineral, tiene que llevar más potasio que fósforo y nitrógeno, y estar enriquecido en micro elementos.

Con un buen abono orgánico, es suficiente una aplicación al año al inicio de la primavera, si la planta esta plantada en el suelo, o añadir y renovar  un 20-30 % de turba abonada  si está en maceta.



TRATAMIENTOS

La Stevia es una planta muy resistente a los insectos y los hongos, si no se abusa del riego y los abonos químicos nitrogenados. En caso que se observe algún pulgón o mosca blanca, se recomienda hacer tratamientos con extractos de ajo, aceites de Nem u otros productos autorizados por la Agricultura Ecológica. Si se observa a alguna oruga, no es necesario aplicar ningún tratamiento, excepto cuando el ataque es muy fuerte, caso en que se recomienda tratar con preparados hechos con Bacillus thuringiensis (es un insecticida ecológico que no requiere plazos de seguridad).

Con estos tratamientos nos aseguramos una recolección de hojas sin toxinas, permitiendo obtener todas las propiedades medicinales que la planta contiene.

USO MEDICINAL DE LA STEVIA

Consultando la multitud de estudios y con la experiencia de centenares de diabéticos que la consumen en Cataluña y el resto del Estado Español, se puede decir que es una planta que regula el azúcar en la sangre, que reduce la presión arterial, que regula el aparato digestivo en general, actúa favorablemente en muchas personas con ansiedad, reduce la grasa en personas obesas , es diurética, eliminando  kilos de líquidos corporales retenidos, reduce el colesterol y ayuda a quemar los triglicéridos.

La dosis que suelen utilizar la mayor parte de las personas que han observado efectos beneficiosos es de 2-4 hojas tiernas comidas directamente antes o mientras se  desayuna y 2-4 hojas más antes o durante la cena.

Cuando no se dispone de hojas tiernas se pueden hacer  infusiones de hoja seca (una infusión por la mañana y otra por la noche). La infusión se puede hacer cada vez, con una dosis de una cucharada de postre por taza de infusión, o bien se puede hacer para dos días, dejando que un litro de agua empiece a hervir, cerrar el fuego y añadir 4 cucharadas de postre de hojas secas trituradas, dejando reposar 10 minutos y filtrar antes de tomarla, para que la hoja de todas sus propiedades.

Guardar en la nevera la infusión no utilizada en un frasco de cristal cerrado.

Otro sistema es dejar la noche antes en maceración de agua con temperatura del tiempo, la misma proporción de Stevia seca por litro y al día siguiente filtrar , tomar la que se desee y el resto guardarlo en la nevera.



Mira también otro beneficios de los edulcorantes naturales.




19 de junio de 2015

Grasa abdominal



La grasa abdominal puede acumularse por diferentes factores, no sólo por comer de más o no cuidarse en la dieta. El estrés, la herencia o problemas hormonales también se pueden ver reflejados en tu vientre. Es por ello que puedes llevar a cabo este proceso de siete pasos para eliminar la gordura del estómago.

Síntomas del aumento de grasa abdominal

Si la grasa que se ha acumulado tiene que ver con el estrés, es más difícil que responda a los ejercicios o las dietas que practiques. Esto se debe a que el sistema endocrino (que regula todas las hormonas), desempeña un papel importante. Se ha comprobado que la “hormona del estrés” (el cortisol) se relaciona directamente con la acumulación de grasa en el vientre.Entonces, si aprendes cómo calmar tu ansiedad y tus nervios, es probable que tengas mejores resultados.
Algunos de los síntomas que indican cambios en el nivel de cortisol son:
-falta de sentido del humor
-cambios de comportamiento
–cambios de ánimo
-irritabilidad
-sentimiento de ira
-ganas de llorar
-cansancio constante
-dolores de cabeza

-palpitaciones
–calambres
–disminución de las defensas
-problemas digestivos

Siete pasos para deshacerte de la grasa en el vientre

Recuerda que además de esta guía, puedes añadir algunos suplementos que te vendrán de maravillas, tales como la Vitamina C (controla los incrementos del cortisol por sus propiedades antioxidantes), la Vitamina A (ayuda a reducir los niveles de esta hormona), Ginseng (actúa sobre las glándulas suprarrenales y el cerebro) y Regaliz (sirve para regular el funcionamiento de las glándulas).
1° paso: realizar ejercicio, algo que te guste. No hagas lo que te disgusta o odias, porque te generará más estrés. Puedes salir a caminar o andar en bicicleta si eso te hace feliz.
2° paso: ten buen hábitos para dormir, evita dejar el televisor prendido en el cuarto, comer minutos antes de acostarte o beber cafeína o refrescos con mucho azúcar.
3° paso: ingiere cinco comidas diarias, que sean saludables y pequeñas, para mantener el nivel de glucosa en sangre y no te saltes las comidas.
4° paso: comienza un plan de entrenamiento de fuerza (dos veces por semana), como por ejemplo flexiones o abdominales.
5° paso: estabiliza tu estrés, con el yoga, la meditación o Tai Chi para disminuir los niveles de cortisol.
6° paso: evita el consumo de tabaco, cafeína, alcohol, etc, porque estimulan a las glándulas suprarrenales.

7° paso: mantén pensamientos buenos sobre tu cuerpo y sobre ti mismo, para que se reduzcan los niveles de estrés.

También has de saber que...

Al incluir vegetales crudos en nuestra dieta, activamos nuestro organismo para que se quemen las grasas. Los que tienen alto contenido en fibra también nos ayudan a que la absorción de estas sea menor.

La mayoría de nosotros tenemos o hemos sufrido alguna vez un pequeño exceso de grasa en el abdomen. No es solo una visión antiestética de nuestro cuerpo, es también un riesgo para nuestra salud que debemos tener muy en cuenta. Esa grasa tiende a rodear a órganos muy importantes, de ahí que te demos unos sencillos consejos para que los incluyas en tu dieta diaria. 
Son millones de personas las que sufren de grasa abdominal, podemos tener un peso adecuado y, sin embargo, acumular ese pequeño exceso en nuestra tripa. ¿Qué podemos hacer? Hay quien recurre a la cirugía, pero te aseguramos que existen opciones más naturales que pueden ayudarte. 

Riesgos de la grasa abdominal

  • Habitualmente nuestro cuerpo dispone de una “reserva energética”, es decir, aprovecha los pequeños excesos de grasa para  para protegernos de cambios climáticos, y utilizar esa energía en el correcto funcionamiento de los órganos. Pero si esas energías no se queman, tienden a convertirse en ácidos grasos que se acumulan en el hígado y en los tejidos musculares.
  • La grasa almacenada en el área del estómago, provoca graves riesgos para la salud: se obstruyen las arterias, se incrementan los problemas cardíacos, aumentan los triglicéridos…
  • Es necesario que la cintura de los varones no sobrepase los 102 cm., y, en el caso de las mujeres que no vaya más allá de los 88 cm.

10 alimentos que combaten la grasa abdominal

Es necesario que, para combatir ese exceso de grasa en nuestra cintura, incluyamos diariamente los siguientes alimentos, evitando ante todo aquellas comidas industriales y con alto contenido en frituras o grasas.

1. Cítricos

¿A quién no le gustan las naranjas, los limones o los pomelos (toronjas)? Fuente maravillosa de vitamina C,  favorece que nuestro organismo procese la grasa más rápidamente, logrando a su vez ir eliminando la insulina, para evitar que aumentemos de peso. ¿Qué tal si las incluimos en nuestros desayunos y postres?

2. Melones y sandías

Son excelentes. Unas frutas exquisitas con alto contenido no solo en agua, sino también potasio, lo que permite  regular los niveles de sodio y evitar así el molesto y característico hinchazón de nuestro abdomen.

3. Nueces

Intenta incluirlas en tus ensaladas. Además de sabrosas disponen de Omega 3, lo cual nos va a ayudar en varias cosas: a regular las hormonas del estrés, como el cortisol, y a evitar que nuestra grasa se acumule. No las consumas en altas cantidades, basta con unas 4 nueces al día, por ejemplo.

4. Almendras

Puedes consumir hasta unas 10 al día, gracias a su contenido glicémico controlaremos el azúcar y activaremos el metabolismo. Además de todo esto las almendras son ricas en proteínas, calcio, fibra y Omega 3, aportándonos una buena dosis de energía.

5. Café verde

El café verde se alza en los últimos años como un excelente aliado para eliminar grasa abdominal. Sus granos aún verdes contienen ácido clorogénico, un componente que reduce la absorción de azúcar en el tracto gastrointestinal, quemando así grasas acumuladas. Por otra parte, este ácido estimula la actividad metabólica del hígado que quema más grasa.

6. Avena

La avena es una fuente natural de fibras y proteínas, ideal para tomarla en desayunos y cenas. Nos ayuda a reducir el colesterol y a purificar la sangre, gracias a sus propiedades esenciales para capturar las grasas y eliminar cualquier toxina de nuestro organismo. No dejes de incluirla en tu dieta. Es muy adecuada.

7. Vegetales altos en fibra

Es importante que sepas además, que siempre es conveniente comer alguna ración de vegetales al día en su forma cruda: zanahorias, hojas verdes… de ese modo activamos mejor nuestro organismo para que se quemen las grasas. Incluye además esos vegetales con alto contenido en fibra, como la espinaca, el brócoli y los espárragos…Sus nutrientes consiguen que se absorba menos grasa cuando se encuentran en los intestinos.

8. Fresas, frambuesas, moras y arándanos

Estos sabrosos frutos contienen una alta cantidad de fibra y agua, y muy pocas calorías. Además, gracias a sus flavonoides, se regulan los niveles de sodio.Y si esto no fuera poco, disponen de antocianinas, capaces de inhibir asimilación de grasas y azúcares. Podemos incluirlas en todas nuestras comidas.

9. Salmón

Fuente esencial de Omega 3 y proteínas, activaba el metabolismo y evita que la grasa se acumule en el abdomen. Si tienes la oportunidad de adquirirlo, puedes consumirlo dos veces por semana.

10. Aceite de oliva

¿A quién no le gusta acompañar sus ensaladas con un chorrito de aceite de oliva? No lo dudes, favorece la absorción de nutrientes y disminuye el colesterol, un excelente aliado para regular nuestra grasa abdominal.

Estos sabrosos frutos contienen una alta cantidad de fibra y agua, y muy pocas calorías. Además, gracias a sus flavonoides, se regulan los niveles de sodio.Y si esto no fuera poco, disponen de antocianinas, capaces de inhibir asimilación de grasas y azúcares. Podemos incluirlas en todas nuestras comidas.

Y no dejes de combinarlo con.....

1. Sal a correr o a andar a paso rápido


Si no estás acostumbrada a correr,sería indicado que al menos salieras a andar a paso más bien rápido. Basta con que dediques a este ejercicio unos 20 minutos al día. Pero eso sí, hemos de ser constantes. Diversos estudios como el de la Universidad de Yale nos dicen que algo tan sencillo como esto nos permite acelerar nuestro metabolismo, quemar grasas, mejorar nuestra salud cardíaca y aumentar el nivel de nuestras endorfinas.

2. Muévete un poco más


Es cuestión de ser conscientes de las horas en que te ves obligada a estar sentada o inactiva. Intenta siempre que puedas salir un poco de casa: pasear al perro, salir a comprar, pasear por el parque, usar las escaleras antes que es ascensor. Es, sencillamente, “cambiar un poco el chip”.

3. Cuida tu ingesta de proteínas


Así es, comer proteína magra en el desayuno y almuerzo por ejemplo, nos va a permitir quemar grasaVale la pena incrementar un poco el consumo de huevo, pechuga de pollo, pescados azules o yogur griego, que, según muchos estudios nos permite quemar grasas e impedir que perdamos masa muscular, que es lo importante.

4. La ayuda de la canela


¿Sabías que la canela nos ayuda a reducir el apetito y a acelerar nuestro metabolismo unas 20 veces más de lo normal? Así es, así que vale la pena hacerte una infusión al día, o incluirlo en tus yogures o en algunas de tus frutas. ¡Es deliciosa!

5. Empieza el día con agua tibia con limón


Te lo hemos comentado en numerosas ocasiones en nuestro espacio. Empezar el día con un vaso de agua tibia con el jugo de medio limón te va a permitir depurar el organismo e ir eliminando toxinas. De este modo refuerzas tu sistema inmunológico, cuidas de tu salud digestiva e intestinal, obtienes vitaminas y vas quemando grasas. Fabuloso.

6. Aprende a organizar tu tiempo


Es una clave fundamental. Lo ideal es que podamos distribuir diariamente nuestras responsabilidades cuidando así nuestros hábitos. Tómate tiempo para desayunar, cumple tus ocupaciones laborales y familiares, pero encuentra tiempo para salir a correr o andar, tiempo para relajarte, para cocinar de modo saludable y sano. Intenta siempre comer a las mismas horas y dormir entre 7 y 8 horas diarias.

7. El té verde


Rico en antioxidantes, saludable, sabroso y un modo maravilloso para quemar grasas. ¿Y cómo puede ser esto? Básicamente porque el té vede nos permite absorber grasas y nos permite estimular el metabolismo. Es algo magnífico que avala varios estudios de la Universidad Estatal de Pennsylvania. No lo dudes, toma una taza de té verde cada día.

8. El pomelo


Si no lo consumes, empieza a ponerlo en tu lista. Ideal para tus desayunos o en las tardes tomado en un rico jugo natural. ¿Y en qué puede ayudarnos? Nos permite adelgazar y quemar grasas gracias al ácido cítrico. Y no solo eso, reduce el colesterol, es bueno para curar resfriados y es ideal si por ejemplo padeces anemia.

9. Las verduras crudas


Es lo mejor para tu día a día. Ricas ensaladas de hojas verdes,tomates frescos, zanahorias, apio, puerros… pero ojo, mejor crudos. Límpialos bien antes de comerlos y obtendrás minerales y vitaminas, fibra, y  un modo excelente de acelerar tu metabolismo. Algo que al cocinarlos, pierden. Además de este modo obtenemos también enzimas digestivas excelentes para nuestra flora intestinal y nuestro colon. Pero recuerda, intenta conseguir verduras orgánicas y que no contengan pesticidas.

10. Sé constante, motívate día a día


No pierdas la esperanza, ni te vengas a bajo si ves que pasan las semanas y no ves que tu peso rebaja. Requiere tiempo, esfuerzo y mucho ánimo. Pero se consigue. Un modo excelente de verte motivada día a día es seguir estas pautas junto a una o varias amigas. Seguir una dieta adecuada donde se restrinjan las grasas, los dulces… aumentar el consumo de vegetales y jugos frescos, y donde no falte la actividad. Salir a andar, a nadar, a bailar. No lo dudes, puedes conseguirlo.

El huevo



Las cualidades nutritivas de un excelente alimento protéico


El huevo es un alimento muy práctico y altamente nutritivo que debe formar parte de la dieta habitual, excepto que bajo alguna condición de salud o prescripción médica deba o haya sido excluído.


Los huevos resultan fáciles de preparar, combinar y consumir ya sea como parte principal o como ingrediente de todo tipo de platos como desayunos, ensaladas, pastas y postres. 


Los huevos que habitualmente consumimos son de gallina, pero también sabemos que podrían ser de pava, pata, codorniz, avestruz, etc.


Nos referiremos a los huevos de gallina de forma genérica. Una unidad pesa aproximadamente 35 a 60 gr. y está formado por dos partes consumibles, la clara y la yema, y una no apta para el consumo humano, la cáscara.


Composición 

La cáscara, según sea la especie, será de diferentes colores, lo cual no tiene nada que ver con la calidad del mismo. Está formada por carbonato de calcio y su función es proteger al embrión. 
Es importante saber que la cáscara tiene poros, para permitir la respiración, y a su vez esta característica la hace relativamente permeable al paso de ciertos microorganismos patógenos (salmonella).


La yema, es la tercera parte del huevo y porción de color amarillo. Se compone principalmente de grasas, proteínas, vitaminas y minerales. 

La intensidad de su color dependerá del alimento (granos y alfalfa) que consume la gallina. 
Una yema nos brinda 60 calorías y aporta grasas saludables.


La clara, de textura viscosa y transparente, está formada en un 90% de agua, el resto lo constituyen las proteínas (ovoalbúmina, la más abundante) y vitaminas. La clara es el único alimento que aporta proteínas sin grasa. 


Una clara de huevo aporta 17 calorías y 7 gramos de proteína de alto valor biológico.


Huevo entero
100 % (en peso)
Cáscara
10.5 %
Yema
31.5 %
Clara
58.5 %

Aporte nutricional del huevo:
  • Los huevos no aportan fibra ni carbohidratos

  • A nivel calórico, un huevo entero de 50 gramos de peso aporta aproximadamente unas 80 calorías.

  • Proteínas: la proteína del huevo es considerada como patrón de referencia para comparar nutricionalmente a las demás proteínas de los diferentes alimentos. 
    Esto se debe a que es la proteína de más alto valor biológico (contiene los aminoácidos esenciales para el organismo). Como hemos mencionado anteriormente son proteínas libres de grasas. 
    En 100 gramos el aporte proteico es de 12 a 14 gramos.

  • Grasas: las grasas que predominan en el huevo son ácidos mono y poliinsaturados (principalmente acido linolénico-Omega 3), muy beneficiosos para el organismo. Su grasa es de fácil digestión. 
    También están presentes la lecitina, los fosfolípidos y el colesterol. 
    En 100 gramos de huevo el aporte de grasa es de 10-12 gramos y 550 mg de colesterol.

  • Minerales: excelente fuente de hierro, concentrado especialmente en la yema (dependiendo de la alimentación de las gallinas), fósforo, potasio y magnesio.

  • Vitaminas: se considera al huevo una gran fuente de vitamina B12 (cobalamina), concentrada principalmente en la yema. Así mismo nos aporta vitamina B1 (tiamina), B2 (riboflavina),niacina (vitamina B-3), ácido fólico, vitaminas A, D y E (en la yema). 
    Es importante señalar que los huevos poseen colina, muy conveniente para la alimentación de mujeres embarazadas, ya que facilita el correcto desarrollo del sistema nervioso central del embrión/feto, junto con el ácido fólico. 
    Por otro lado los carotenoides, luteína y zeaxantina, ayudan a prevenir trastornos oculares como las cataratas y la ceguera.

Composición nutricional en detalle: 

La siguiente tabla nos explica la composición nutricional en 100 gramos en huevo fresco, entero y crudo
Valor nutricional medio
cada 100 g.
Agua
73.8 g
Valor calórico
159 kcal.
Proteínas
12.9 g.
Glúcidos
0.6 g.
Lípidos
11.7 g.
Colesterol
550 mg.
Hierro
2.7 mg.
Calcio
58 mg.
Magnesio
13 mg.
Fósforo
221 mg.
Potasio
144 mg.
Sodio
121 mg.
Vitamina A
202 microgr.
Vitamina B2
0.35 mg.
Vitamina B6
0.12 mg.

¿Cómo conservarlos adecuadamente y saber si están frescos? 

Los huevos deben conservarse siempre refrigerados, y su duración es de aproximadamente 28 días desde la puesta. Se los considera extra frescos cuando se limita su plazo de consumo hasta 9 días.


Lo aconsejable es consumir sólo aquellos que estén con su cáscara bien limpia (sin materia fecal) y no rota, ya que si esta barrera de protección está dañada, la entrada de gérmenes estará asegurada. 


Esto es muy importante tenerlo en cuenta, puesto que el huevo puede ser portador de gérmenes patógenos como salmonella (enteritidis), escherichia coli y estafilococos, cuyos principales síntomas en nuestro organismo son aquellos que afectan al tracto gastrointestinal.


Ahora bien, también tenemos que tener en cuenta, el reconocer si están frescos o no. Para ello existen varios métodos, como por ejemplo:
  • ya cocido y cortado de manera vertical, cuanto mas centrada este la yema más fresco es el huevo, cuanto más de lado este menos fresco será.
  • cuando se lo sumerge en agua y crudo (entero) si el huevo va hacia el fondo del recipiente, es que esta fresco. Si queda de forma intermedia, puede que tenga ya una semana, pero si flota está poco fresco. Esto sucede porque su cámara de aire (espacio entre la cáscara y la clara, formada por membranas de protección) aumenta a medida que pasan los días, a más cámara de aire, el huevo flota y más viejo es.
  • cuando el huevo se parte en crudo, se considera que es viejo cuando su clara es muy fluída, muy líquida y su yema esta aplastada y poco consistente.

¿Cual es la relación huevo-colesterol? 

Durante muchos años el consumo de huevos estuvo restringido, en aquellas dietas para tratar y prevenir la hipercolesterolemia y las enfermedades cardiovasculares. 


Su ingesta quedaba limitada a 2 o 3 unidades como máximo por semana.


Actualmente, tras diferentes estudios científicos realizados, esas recomendaciones se han modificado y han sido desterradas. 


Se ha comprobado que lo que si incide negativamente sobre el colesterol sanguíneo es la relación entre en consumo de grasas saturadas sobre las insaturadas y no el colesterol de la dieta, como erroneamente se creía. 

Son las grasas saturadas quienes determinan el aumento de colesterol en sangre. Recientes investigaciones han demostrado que la ingesta de un huevo por día, no tiene ningún efecto sobre el colesterol sanguíneo, siempre dentro del contexto de dieta sana y equilibrada, más el complemento del ejercicio diario.



Es importante saber también que justamente la lecitina y las grasas insaturadas que contiene la yema reducen la absorción intestinal de colesterol en nuestro organismo. 

Tras diversos estudios se ha desterrado la errónea idea de que los huevos inciden sobre los niveles de colesterol en sangre.


Por lo tanto los profesionales actualizados deben aclarar que se puede consumir una unidad de huevo diaria, si se goza de un buen estado de salud.

¿Cuál es el consumo recomendado de huevos?

Los huevos son una fuente importante de nutrientes para personas de todas las edades y su inclusión en una dieta variada proporciona indudables ventajas nutricionales y sanitarias. Además, su interés puede ser aún mayor en determinadas etapas de la vida o en estados fisiológicos con necesidades especiales.

La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria -SENC- en sus Guías Alimentarias para la Población Española indica que «para un niño, persona de tamaño pequeño, o mediano, o inactiva, podría ser conveniente un consumo de tres a cuatro huevos por semana, mientras que una persona corpulenta, o físicamente activa, podría consumir hasta 7 huevos por semana» en el contexto de una dieta variada y equilibrada.

También la Guía de la Alimentación Saludable recomienda, para la población en general, un consumo de tres a cuatro raciones de huevos por semana (una ración de huevos equivale a unos 100-125 g con cáscara y en peso neto -parte comestible-, serían dos huevos de tamaño mediano, 53-63 g).

NIÑOS Y ADOLESCENTES

En este período de rápido crecimiento y desarrollo, los huevos pueden contribuir en buena medida a cubrir las elevadas necesidades nutricionales del organismo.

Las restricciones en estas edades conducen a veces a que la dieta de algunos niños sea deficitaria en nutrientes esenciales, lo que puede perjudicar su crecimiento, desarrollo y salud. Con carácter orientativo, se puede recomendar en la edad infantil un consumo de dos raciones diarias de alimentos proteicos (carnes, pescados o huevos) y en adolescentes, como en adultos, no hay problemas por consumir un huevo al día.

EMBARAZO Y LACTANCIA

Las necesidades de nutrientes, y específicamente las de colina, aumentan durante el embarazo y la lactancia por lo que es vital un aporte adecuado para conseguir una óptima situación de la madre y del niño.

En las primeras etapas de la vida las necesidades de colina para la construcción de estructuras del sistema nervioso son elevadas. La leche materna tiene una concentración 60 veces mayor que la de la sangre. De ahí la importancia de una ingesta suficiente de colina (además de otros nutrientes que también se pueden encontrar en el huevo) durante el embarazo y la lactancia.

ANCIANOS Y CONVALECIENTES

El huevo es un alimento valioso para el anciano, no solo por su valor nutritivo, sino también por su fácil preparación, masticación y digestión.

Por otra parte, en las personas de edad avanzada, a la luz de la experiencia adquirida, la hipercolesterolemia moderada parece no ser un factor de preocupación clínica, por lo que no hay razón para pensar en restringir el consumo de huevos por su contenido en colesterol. Además, dado que los huevos son alimentos ricos en lecitina, que contribuye a elevar los niveles de colina en la sangre, son de interés en la mejora de la función mental de personas con déficit de acetilcolina como son los enfermos de Alzheimer y los ancianos con demencia presenil.

En general, por su riqueza nutritiva y por resultar apetecibles, fáciles de masticar y digerir y admitir muy diferentes preparaciones, los huevos son de gran utilidad en la planificación de la alimentación para enfermos, siendo especialmente valiosos en las dietas de personas con gota dado que no aportan purinas (sustancias que se transforman en ácido úrico en el organismo y contribuyen a aumentar los problemas y las crisis dolorosas de estos enfermos).

Cinco razones para añadirlos a tu dieta

Para adelgazar

En un estudio, las personas que siguieron una dieta que incluía huevos para desayunar lograron perder un 60% más de peso que quienes comenzaban su día con un bollo que tenía una cantidad equivalente de calorías. Los investigadores afirman que la proteína de alta calidad de los huevos completos (13% de la cantidad diaria recomendada) ayuda a controlar el apetito. Además, la proteína del huevo se absorbe con facilidad por el organismo, por lo que es un alimento idóneo para la recuperación muscular para los runners después de una tirada larga o de un entrenamiento de ritmos.

Para proteger tu corazón (has leído bien)

Muchos estudios han refutado la relación entre los huevos y la cardiopatía. De hecho, las investigaciones muestran que comer varios huevos a la semana origina partículas de colesterol menos propensas a producir problemas de corazón. Además, una proteína específica presente en la yema de huevo bloquea la agregación de las plaquetas (las células responsables de la coagulación de la sangre) en el interior de los vasos sanguíneos, lo que minimiza el riesgo de ataques cardíacos.

Para combatir la inflamación

Los huevos completos son una de las mejores fuentes de un nutriente denominado colina (un huevo de tamaño grande tiene un 30% de la cantidad diaria recomendada, sobre todo en la yema). Aparte de intervenir en la salud cerebral, la colina ayuda al sistema circulatorio del organismo a eliminar compuestos que podrían causar inflamación, lo que podría provocar trastornos como hinchazón muscular después de un entrenamiento duro, o diabetes y enfermedad de Alzheimer.

Para mantener unos huesos fuertes

Los huevos son una fuente natural de vitamina D, que interviene en la elaboración del tejido óseo. Un huevo aporta el 10% de la cantidad diaria recomendada. Hay algunos tipos de huevos que incluso duplican esa cifra.

Para conseguir una visión nítida

La yema del huevo contiene el pigmento luteína, que ayuda a evitar la degeneración macular relacionada con la edad (una forma muy frecuente de ceguera). Además, aunque las espinacas y otras verduras contienen cantidades mayores de luteína, los huevos proporcionan una forma que se absorbe mejor.

Verdades bajo la cáscara

  • ¿MORENOS O BLANCOS? 
  • Desde el punto de vista nutricional, son iguales.

  • ¿MERECEN LA PENA LOS HUEVOS ENRIQUECIDOS EN OMEGA-3?
  • Sí. Una yema de estos huevos equivale a 30 gramos de salmón.

  • ¿Y QUÉ HAY DE LOS HUEVOS ORGÁNICOS? 
  • Los nutricionistas aún no se han pronunciado, pero son una sabia elección desde el punto de vista ecológico.

10 de junio de 2015

Septenios o etapas biográficas



Una formidable experiencia terrenal del yo humano expresado en septenios.



En una biografía, el desarrollo de los septenios guarda estrecha relación con la transformación de los cuerpos constitutivos del hombre. De esta manera, estas transformaciones darán origen a las sucesivas etapas biográficas o septenios.

Recordemos que la Antroposofía es una cosmovisión del hombre, la cual nos permite conocer cada uno de los cuerpos que lo conforman. Estos cuerpos son:

  • Cuerpo físico, es lo que visible y conocido.
  • Cuerpo etérico o vital, impregna el cuerpo físico y le da vida.
  • Cuerpo astral o cuerpo de sensaciones, que permite que el hombre sienta.
  • Yo individualidad, aquello que nos hace inéditos y distintos a todos.
    Sobre estos cuatro cuerpos se desarrollan los septenios o la biografía humana.
    Clasificación de los septenios
    Básicamente, podemos hacer una triestructuración:



Septenios del cuerpo

Del nacimiento hasta los 21 años

Septenios del alma

Desde los 21 años hasta los 42 años

Septenios del espíritu

Desde los 42 años hasta los 63 años


Las posibles clasificaciones de las distintas edades de la vida son muchas: en decenios, en septenios; la diferencia radica que, en la Antroposofía, estos tiempos no están dados arbitrariamente. El tiempo, que demoran los miembros esenciales en hacer su metamorfosis, es lo que determina esta clasificación en septenios. Aproximadamente, cada siete años se produce la transformación de cada uno de los cuerpos que componen al hombre.

Así como los chinos dicen: "Aprender, luchar y ser sabio"; en Antroposofía, se habla de:

  • maduración física,
  • maduración anímica y
  • maduración espiritual.



Esto quiere decir que se emplean veintiún años en consolidar la estructura del cuerpo físico.
Los primeros tres septenios se llaman septenios del cuerpo, durante los cuales se producen la mayor cantidad de cambios y dan la fisonomía correspondiente a esta etapa. Desde la perspectiva de la organización del cuerpo, del crecimiento de los órganos, hasta los veintiún años, podemos decir que:




Primer Septenio

Desde el nacimiento a 7 años

Cuerpo Físico

Septenios del Cuerpo

Segundo Septenio

Desde 7 años hasta 14 años

Cuerpo Etérico


Tercer Septenio

Desde 14 años hasta 21 años

Cuerpo Astral

Alrededor de esta edad, el cuerpo deja ya de crecer y comienza una transformación de lo que llamamos el alma, el mundo interior. A los 21 años, se produce el nacimiento del Yo y el cuerpo astral es donde se expresa el Yo. Un niño recién nacido no tiene conciencia, tiene conciencia cósmica. El Yo no está totalmente presente; a medida que el niño crece, el Yo se acerca cada vez más.

El septenio central, que transcurre entre los 28 y los 35 años, es el período donde el Yo está más cerca de la organización física, período denominado alma racional. Aquí, el Yo se refleja con mayor fuerza en la personalidad. La persona privilegia el pensamiento y trae, también, el reflejo de la individualidad; puede ser el momento de mayor orgullo, de máxima ambición y soberbia.

En el septenio de la maduración física, desde el nacimiento a los 21 años, el individuo conoce o empieza a conocer la vida; en el septenio de la maduración anímica, de 21 a 42 años, el individuo acepta la vida y, en el tercer ciclo, el septenio de la maduración espiritual, de 42 a 63 años, recapitula sobre lo vivido. Teóricamente, esto es lo que va sucediendo, cuando no hay alteraciones en los procesos.

Septenios del Cuerpo

  • Primer septenio, desde el nacimiento hasta los 7 años
    Cuando es concebido, el hombre como embrión, aún no está organizado, no está constituido por los cuatro cuerpos. En el seno materno, ya es físicamente visible; esto es posible gracias a la ecografía. La madre aporta vitalidad y, a medida que se alimenta, forma sustancia viviente. Esto es un milagro, nadie puede hacerlo como quiere y, así, decimos que la vida no es nuestra sino que recibimos vida.
    Tanto el embrión como el niño recién nacido no tienen conciencia; el recién nacido no sabe quién es. En el nacimiento, el hombre no sólo es muy parecido a un animalito sino que es mucho más débil que cualesquiera de los animales de la creación. Los estudios nos muestran que, desde el momento del nacimiento hasta la manifestación del Yo, el hombre podría funcionar como un animal porque posee sólo tres cuerpos: cuerpo físico, cuerpo etérico y cuerpo astral. Físicamente, el Yo demora más o menos un año en manifestarse. El hombre sostiene su cabeza a los tres meses; se sienta, a los seis meses; se pone de pie, a los nueve meses y camina, a los doce meses; ésta es la influencia del Yo. Poder caminar significa que la columna vertebral del hombre se yergue como consecuencia de la acción del Yo. Merced a su propio Yo, el hombre puede erguirse y comenzar el trabajo de sostenerse.
    Como hemos visto, los cuerpos constitutivos del ser humano no están totalmente formados ni están todos presentes en el momento de nacimiento. Así, describimos la vida de siete en siete años, ya que éste es el tiempo que necesitan los cuerpos para madurar. Por lo tanto, cada siete años se producen crisis que generan cambios importantes.
    Nuestro primer planteo es determinar qué pasó en los tres primeros septenios y cómo ellos se reflejarán en el resto de nuestras vidas. Las experiencias por las que atraviesa un ser humano en las primeras etapas de su vida se reflejarán en los últimos años de la misma. Lo importante de este planteo es descubrir los procesos de enfermedad o las situaciones problemáticas que surgen, determinar cuáles son sus raíces y tratar de analizar estas cuestiones desde otros puntos de vista, más allá de un enfoque estrictamente psicológico.
    Después de nueve meses de embarazo, el niño no está totalmente formado; son necesarios, aproximadamente, treinta y tres meses para hablar de una evolución mínima completa. En ese tiempo culmina la formación del sistema nervioso. Todo lo que es normal para un niño antes de los dos años resulta patológico en el adulto: sus reflejos, la circulación sanguínea; todo esto necesita una transformación.
    En los primeros siete años, el niño conforma y consolida su cuerpo físico; a partir de ahora, su cuerpo físico está completo. Éste es, además, el septenio durante el cual aparecen las enfermedades infantiles. El niño, al nacer, trae el cuerpo vital de la madre, al cual quemará con las altas temperaturas de las enfermedades infantiles. La fiebre que se manifiesta, en estos primeros años de vida, no tiene nada que ver con la fiebre que se desarrolla en los otros períodos de la vida.
    Las enfermedades infantiles tienen el propósito de que el niño desarrolle su propio cuerpo vital, a partir de los siete años, abandonando el cuerpo vital donado por su madre. Esto es el principio de su proceso de individualización. Por lo tanto, es importante no interrumpir estas enfermedades cuando aparecen.
    Entonces, a los siete años se produce una transformación muy importante: el niño ha completado la formación de sus órganos; la formación de su cuerpo. A partir de ahora, las fuerzas que estaban dedicadas al crecimiento se liberan, transformándose en fuerzas del pensamiento; es decir, las fuerzas vitales que ayudaron al crecimiento formarán la conciencia del niño y, desde este momento, podrá pensar. Por esta razón, es muy importante no interrumpir la evolución física del niño aplicando estas fuerzas del crecimiento al pensar.

Septenios del Cuerpo

  • Segundo septenio, desde los 7 a los 14 años
    Desde los siete a los catorce años, se desarrolla el septenio del cuerpo vital. Este nuevo nacimiento, invisible para nosotros, está señalado por dos hechos fundamentales:

  • se completa el proceso de cambio de dientes
  • el sistema nervioso ya está conformado
    A partir de los siete años, el niño está más despierto al mundo, ya ha desarrollado su capacidad de aprendizaje y, así, podrá iniciar su vida escolar. Esto es posible porque las fuerzas formadoras del cuerpo vital o cuerpo etérico se liberan de la tarea de configurar órganos y sistemas, correspondientes al cuerpo físico, y se transforman en fuerzas de pensamiento
    El cuerpo vital es la base del temperamento, razón por la cual el segundo septenio se caracteriza, también, por la manifestación de los temperamentos. Son cuatro los temperamentos, a saber:

  • temperamento melancólico, con preponderancia del cuerpo físico, se expresa en el predominio de los órganos de los sentidos, tendiendo a los sabores ácidos
  • temperamento flemático, con preponderancia del cuerpo etérico, se expresa en el predominio del sistema glandular, tendiendo a los sabores salados
  • temperamento sanguíneo, con preponderancia del cuerpo astral, se expresa en el predominio del sistema nervioso, tendiendo a los sabores dulces
  • temperamento colérico, con preponderancia del Yo, se expresa en el predominio del sistema sanguíneo, tendiendo a los sabores amargos
    El temperamento es una cuestión de destino; es decir, el hombre, a lo largo de su biografía, deberá trabajar su temperamento. Cada ser humano tiene, en su interior, los cuatro temperamentos, predominando, en él, uno de ellos. En el suceder de la vida y con el trabajo del Yo, debiera lograrse la armonía de los cuatro temperamentos.
    Durante el desarrollo de este septenio, el niño tiene la posibilidad de adquirir hábitos, no sólo los hábitos de comer, dormir, sino también hábitos de conducta, como: no criticar, respetar a los otros, saber perdonar. Por lo tanto, la labor de los educadores, no sólo la de los maestros sino también la de los padres, adquiere fundamental importancia.
    Septenios del Cuerpo

  • Tercer septenio, desde los 14 a los 21 años
    A los catorce años ha terminado la escolaridad primaria y se prepara para ingresar en uno de los septenios más dramáticos que tendrá que vivir: el tercer septenio, que transcurre entre los catorce y los veintiún años.
    A partir de los catorce años, aparecen las formas corporales características y determinantes de ambos sexos: la menstruación, en las niñas; la aparición del vello; el cambio de voz, en los varones. Algunos hablan de bisexualidad otros de asexualidad; se diría que los sexos se confunden, estableciéndose amistades muy profundas e íntimas entres seres del mismo sexo. Es una etapa durante la cual no hay una clara discriminación sexual.
    En el embrión, hasta los dos meses de gestación, están los esbozos genitales del hombre y de la mujer; luego, uno de los sexos se atrofia, desarrollándose el restante. Por lo tanto, venimos de un mundo espiritual en el cual no hay diferenciación sexual. Lo sexual aparece después, en el plano físico. Las fuerzas espirituales son las que promueven el funcionamiento glandular con la secreción hormonal, determinando que ese ser, que ha encarnado, sea hombre o mujer. Por consiguiente, un ser humano, por el hecho de ser mujer, segregará hormonas femeninas y su condición femenina guarda una estrecha relación con las experiencias a desarrollar en su vida terrenal. El código genético es el resultado del plan que se trae del mundo espiritual, tiene relación con el Yo, con la individualidad, y no con el cuerpo físico. Es el resultado del destino del ser.
    Durante este septenio tan difícil, se desarrolla el cuerpo astral o cuerpo de sensaciones; es decir, el ser humano comienza a tener nuevos sentimiento y sensaciones. Básicamente, comienza el aprendizaje para quererse o para distinguirse a sí mismo. El joven se encuentra inmerso en un mar de sensaciones y, así, frente al mundo, actuará según su gusto o disgusto; es decir, aparecen laspolaridades. El joven de esta edad vive el deseo.
    A partir de los veintiún años, esta situación se modifica porque nos acercamos al nacimiento del Yo.

Septenios del Alma

  • Desde los 21 hasta los 42 años
    A partir de los veintiún años, nos acercamos al nacimiento del Yo. Todo este proceso conduce a separar al joven de la madre.
    A través de las distintas etapas de la vida del niño, la madre lo siente de diferente manera. La madre percibe al niño y ese estar percibiéndolo es una conexión vital. A los siete años, cuando nace el cuerpo vital del niño, la madre va desconectándose un poco del niño, proceso necesario para su desarrollo y crecimiento. A los catorce años, surge el cuerpo anímico del niño y, a partir de este momento, la madre percibe a su hijo de una manera diferente; hasta puede dudar de si ese ser es verdaderamente su hijo. Esta sensación se acrecienta al llegar a los veintiún años, cuando la madre puede sentir que desconoce totalmente al joven que tiene a su lado. Cuando la madre dice conocer mucho a su hijo; en realidad, sólo conoce al embrión de ese ser, conoce los pasos previos necesarios para que ese ser llegue a ser la individualidad que ahora es con sus veintiún años. A partir de este momento, podremos observar quién es en verdad la persona que comienza a manifestarse, un personaje que la madre aún no conoce. Los padres, como constituyentes del medio que rodea al niño, influyen pero no pueden conocer los impulsos que recién aparecen a los veintiún años. Esto es lo nuevo para cada uno de ellos.
    Alrededor de los veintiún años, muchos jóvenes sufren crisis violentas relativas a su propia identidad. Muchos jóvenes sienten que deben liberarse de las imágenes fuertes de su padre o su madre, para lo cual abandonan la casa paterna.
    En este septenio, la mayoría de las personas inicia su carrera profesional, iniciando una etapa de experimentación, una etapa en la cual se adquieren experiencias de vida. Es una etapa de gran creatividad, de una gran satisfacción por vivir y probar todo aquello que fue aprendido, especialmente, en la fase anterior. El joven está abierto?hacia su entorno, sus capacidades todavía son ilimitadas y, por lo tanto, todo es posible para él.
    El desafío que debe enfrentar el joven, en esta etapa de su vida, es tratar de alcanzar el equilibrio interno, su seguridad interna, independientemente del medio que lo rodea.
    Estos son los tres septenios centrales de la Biografía Humana, aquellos que corresponden a la conformación del alma. Pueden ser descriptos como los septenios de la vida anímica ya que, desde los veintiún años, el Yo se hace presente plenamente en la vida de nuestras sensaciones. El alma es nuestro mundo interno al cual sólo nosotros tenemos acceso.
    Existen tres niveles en la conformación del alma que llamaremos

  • Alma sensible, se desarrolla entre los veintiún y los veintiocho años;
  • Alma racional, se desarrolla entre los veintiocho y los treinta y cinco años;
  • Alma consciente, se desarrolla entre los treinta y cinco y los cuarenta y dos años.
    Durante el septenio del alma sensible el ser humano comenzará a controlar su vida anímica; es el momento del autodominio. Aquellos juicios impregnados de simpatía o antipatía son tomados con mayor seguridad. El Yo aún no se constituyó en el centro del alma, pero el individuo quiere saber cómo son realmente las cosas, quiere aprender a conocer la vida y el mundo. Busca con empeño una posición en la vida, afirmarse en su trabajo o en su profesión, compartir sus días con alguien y, también, formar una familia. El joven percibe en sí una gran creatividad y satisfacción de vivir.
    El septenio del alma racional es el centro de la biografía y durante el cual el pensar actúa de manera más intensa. Lentamente, el Yo se emancipa del alma, ha disminuido la violencia de los deseos y de los impulsos. Por lo general, el individuo se torna escéptico y le es muy difícil acceder a un pensar que no sea científico? racional. Modifica su relación con los otros, ya que terminada la juventud la vida se torna más seria.
    Durante el septenio del alma consciente se desarrolla la autoconfianza, lo cual demanda un trabajo de la voluntad. Con este septenio culmina el proceso de maduración del alma humana. A partir de este momento, el individuo siente la exigencia de ser él mismo; no es ya el simple hecho de hacer y lograr lo correcto sino de hacer y lograr aquello que tenga valor.
    En el plano físico suele producirse una disminución de la vitalidad y de la capacidad de trabajo; inconvenientes que pueden superarse con el aumento de la autoexigencia, lo cual tendrá un costo en el futuro. Es una etapa en la cual aparece frecuentemente la sensación de vacío; vacío que predispone al encuentro consigo mismo. Es un período de aceptación de sí mismo y de los otros, constituyendo un verdadero ejercicio para lograr la autoconfianza.

Septenios del Espíritu

  • Séptimo septenio, desde los 42 años a los 49 años
    Este septenio, regido por Marte, es el septenio de la acción. Hemos llegado a los 42 años; comienza el desarrollo del espíritu. El hombre y la mujer se convierten en principiantes o aprendices, comenzando a recorrer el largo camino del despertar espiritual.
    Esta etapa de la vida se caracteriza por la transformación consciente del Cuerpo Astral y no meramente por el hecho de haber durado una cantidad de años a partir del nacimiento físico.
    Hay una gran diferencia entre el esfuerzo consciente individual que cada ser humano realiza, en un lapso aproximado de siete años, en beneficio de la transformación de uno de sus miembros esenciales, y la suposición de que cada siete años ocurren o "deben ocurrir" determinados fenómenos en la vida de un individuo.
    Si el hombre o la mujer, que se aproximan a esta etapa clave para el desarrollo de sus potencialidades espirituales, no hacen esta transformación sufrirán una gran falencia.
    Nos encontramos con que el individuo debe reconocer el comienzo de la declinación físico-biológica, lo cual se puede presentar de distintas maneras:

  • Mayor desgaste físico.
  • Aumento del cansancio frente a los mismos esfuerzos.
  • Aumento de peso, ya que no es posible controlarlo como ocurría con anterioridad.
  • Posibilidad de una incipiente caída del cabello.
  • Notoria disminución de la visión.
  • Péridida de la memoria.
  • Decaimiento de las fuerzas vitales.
  • Desequilibrios hormonales.
  • Tendencia a la sequedad de la piel; por lo tanto, aparecen las arrugas.
  • Un elemento infaltable en este período es la sensación de vacío que acompaña a todas estas manifestaciones físicas y anímicas. Este vacío, que puede ser vivido como soledad, trata de compensarse con gratificaciones buscadas en el mundo exterior (viajes, cambio de automóvil, de casa y, con frecuencia, cambio de pareja).
    No obstante el esfuerzo desmedido para sobreponerse a la disminución de las fuerzas vitales, detrás de este proceso de negación siempre está latente la posibilidad de la depresión / cáncer o de la hiperexcitabilidad / infarto, supeditada al destino individual de la persona. Y así, una concepción puramente materialista de la vida tornará al hombre o a la mujer en esclavos de la casualidad, el azar, la buena o la mala suerte. Sin embargo, cualquiera sea el concepto de vida que se tenga, a partir del séptimo septenio el mundo espiritual comenzará a llamar a la puerta y cada vez lo hará con más fuerza.
    Lo descrito hasta aquí, corresponde a costumbres habituales y generales observadas en nuestra sociedad; una sociedad que lucha maternalmente por sobrevivir, muy enajenada de sí misma como para poder percibir el llamado del espíritu. Pero afortunadamente hay, cada vez más, individuos cuyo Ser interior puede escuchar ese llamado.
    El desarrollo social estará directamente relacionado con la elección del camino a seguir: la actitud podrá orientarse hacia fines realmente altruistas o podrá cae en la tentación del uso y del abuso del poder.
    En los tres Septenios del Espíritu -séptimo, octavo y noveno- las tareas y las metas deberán estar comprendidas dentro de una cosmovisión total. Ahora, se generarán la humildad, la aceptación y el amor. Las realizaciones deben ser patrimonio del espíritu y no meramente de la materia. El trabajo individual se halla en el mundo físico, no podría ser de otro modo ya que somos cuerpos físicos; pero la esencia del acto de trabajar pertenece a un orden de leyes no materiales. En este septenio es imprescindible armonizarse con las leyes cósmicas.
    En este primer septenio de desarrollo espiritual, el alma se pone al servicio del espíritu. El alma es lo que nos conecta la mundo físico para que el espíritu pueda expresarse. A su vez, el espíritu, para poder utilizar el cuerpo necesita necesita sentir y transformar ese cuerpo (el alma) que representa su conexión con el plano físico. Este constituirá el trabajo interior del septenio: la transformación del Cuerpo Astral; es decir, nuestro cuerpo de sensaciones, para permitir el advenimiento del Yo espiritual, el más elevado de nuestros cuerpos suprasensibles.

Septenios del Espíritu

  • Octavo septenio, desde los 49 años a los 56 años
    En plena crisis de los 50, el hombre y la mujer se acercan a los umbrales de un nuevo proceso. Se trata de un fenómeno sociocultural y familiar muy fuerte que determina, drásticamente, la transferencia a otro grupo social: el de la tercera edad, la edad madura o, peor aún, el de la vejez.
    En la mujer, el hecho biológico dominante está dado por el cese de su período menstrual o menopausia. Por supuesto, este proceso será vivenciado individualmente de manera muy diferente según sea su preparación interior y su disposición anímico-espiritual. En el caso del hombre, un fenómeno biológico parecido se produce merced a los problemas de la próstata, aunque éstos no son inexorables en su aparición ni poseen igual jerarquía sociocultural que la menopausia.
    En la actualidad, se han desarrollado una serie de investigaciones sobre estos temas. Desafortunadamente, gran parte de las conclusiones a las que éstas arribaron desemboca en alguna sustancia química que, al emplearla en el organismo humano, reproduce los efectos producidos por la hormona o el neurotransmisor que ha comenzado a declinar naturalmente. Sin embargo, estas ?soluciones parciales para sentirse mejor? y no brindan ninguna respuesta valedera a los interrogantes básicos del hombre y de la mujer de esta edad.
    El problema del climaterio masculino y femenino no se resuelve en plano químico-biológico, aún cuando algunas modificaciones, en este sentido, otorguen un alivio pasajero a determinados síntomas. Tampoco es una cuestión estrictamente psicológica. Quiere decir, entonces, que se han dado respuestas al cuerpo físico en el terreno de la bioquímica; se ha dado respuesta a una parte delalma en el ámbito de la psicoterapia; pero no hay respuestas para el espíritu en el plano trascendente. Y éste es un trabajo individual, de perseverancia y de elevación de la propia conciencia.
    He aquí, precisamente, lo que se abre para el ser humano tras esta nueva crisis: la época central de los tres Septenios del Espíritu. Lo que antes era una insinuación, en este octavo septenio, es una norma. Aquella vaga necesidad de una respuesta espiritual que empezó a ceñir el alma después de los 40, se transforma ahora en una presión constante sobre nuestras actividades cotidianas. Es el reflejo del segundo septenio (7 a 14 años), cuando se consolidaba el incipiente cuerpo etéreo individual. Así como a los 7 años se producía el nacimiento del cuerpo etéreo del hombre, ahora es necesario prepararse para transformar ese cuerpo etéreo. Sobre la base de aquella estructura, hemos administrado vitalidad al cuerpo físico y hemos adquirido poco a poco los hábitos y las costumbres. Aquí debemos recordar que es mucho más difícil cambiar un hábito o una costumbre -ámbito del cuerpo etéreo- que modificar una cualidad anímica -ámbito del cuerpo astral-. Es más sencillo revertir una tendencia egoísta -cuerpo astral- que el hábito de la crítica -cuerpo etéreo-.
    En este octavo septenio se produce la culminación de la reflexión y del pensar, que ya no están exigidos por la acción como en el período de 42 a 49 años.
    Además este es el septenio del desarrollo moral; una verdadera transformación del cuerpo etéreo trae aparejada una profundización de lo moral. La moral no se fundamenta en sermones, ya que si esto fuera posible no habría inmoralidad sobre la Tierra. Dice Rudolf Steiner: "Saber lo que hay que hacer, lo que es moralmente correcto, es lo que menos importancia tiene en la cuestión moral; lo importante es que existan dentro de nosotros impulsos que, en virtud de su poder interior, de su fuerza interna, se conviertan en actos morales, es decir se proyecten al mundo exterior como realidad moral."
    En estos tres últimos septenios, se hace cada vez más evidente la dualidad del ser humano. Puede manifestarse un hombre con predominio de apetencias y necesidades solamente materiales: es el hombre que "duerme" o que, simplemente, "existe" y para quien la vida es una caja de sorpresas, de casualidades ilimitadas, un continuo esquivar de obstáculos o un aprovechar la ausencia de ellos, sin que despierte en él la conciencia del aprendizaje que la vida ofrece. Pero también puede emerger el otro hombre: aquel en el que germinaron las semillas sembradas durante el septenio anterior cuando era un principiante en el camino espiritual y ese proceso lo conduce ahora al despertar de su maestro interior.
    En esta pugna es fundamental el trabajo de autoconocimiento desarrollado por cada uno. Ahora ya no importa lo que el hombre quiera realizar sino lo que los otros necesitan de él. La creatividad se expande con una cosmovisión de la Totalidad. Una nueva filosofía de vida se puede instalar y, también, puede aparecer una nueva concepción del mundo.
    En este septenio hay dos temas centrales: el despertar del maestro interior y la enseñanza; ambos indisolublemente ligados por su esencia. Ese maestro que ha despertado es el arquetipo de lo humano. Maestro es el que puede cambiar a los otros. Su despertar en nosotros hace verdad la promesa tácita de reunificación, de reencuentro con nosotros mismos. Este maestro ya no es el guía sino que es el consejero que da instrucciones para lograr la disciplina interior, a la vez que procura un decidido desarrollo del pensar. Y la consecuencia directa de este despertar permite la posibilidad delenseñar como ideal y de aconsejar con amor.

Septenios del Espíritu

  • Noveno septenio, desde los 56 a los 63 años
    Estamos ahora en el umbral de una nueva crisis muy especial dado el grado de conciencia que puede alcanzar el hombre a esta edad. La crisis puede manifestarse en el ámbito de lo humano y de lo espiritual. En el primer caso, la crisis se puede producir como corolario de una vida poblada de desaciertos o equivocaciones que no han podido ser reparadas. El ámbito de esta manifestación es el referido a los vínculos; es decir, la sociedad toda en la que se desarrolla cada biografía. Sobrellevar estas situaciones conflictivas suele demandar grandes esfuerzos y, si no se resuelven, una incipiente depresión puede ser la consecuencia.
    La crisis espiritual se produce por una apertura de conciencia, por un despertar del espíritu que llamamos fase mística de la evolución: el individuo siente un llamado imperativo de ciertos impulsos espirituales que no logra concatenar con la vida llevada hasta es presente. Estos impulsos pueden obedecer a ideales tales como la verdad, la fraternidad, la justicia o la libertad.
    A medida que el ser humano se acerca a las últimas etapas de cada experiencia de vida, las crisis anímicas debieran ser de menor envergadura mientras crecen en importancia las experiencias vinculadas al mundo trascendente o espiritual. Tarea nada fácil y que supone un sabio desapego del mundo exterior y una marcada inmersión en el mundo interior.
    El noveno septenio es el indicado para realizar una síntesis de todo lo vivido; también, es propicio para hacer una síntesis de toda la biografía y aprehender con claridad las tres funciones anímicas: sentir, pensar actuar.
    La comprensión puede llegar a través de un trabajo consciente o inconsciente. La comprensión inconsciente se puede lograr a través de la propia experiencia vivida y suele ser la más habitual. La comprensión consciente, en cambio, exige de la persona una participación activa, una observación atenta del mundo y de sí mismo y una concepción integral del hombre.
    En este noveno septenio es importante que el hombre aprenda a tomar clara conciencia de estas actividades esenciales del alma.
    El pensamiento sirve para captar los conceptos y relacionarlos. Es una actividad subjetiva que tiene por objeto una realidad objetiva. El propio pensar es una actividad espiritual por excelencia por la que el hombre participa de una realidad inmaterial: el mundo de los conceptos. El hombre los capta, no los produce. Cuando se llega a ciertos niveles de interiorización nos damos cuenta de la poca importancia que tiene la necesidad de refutar a nuestro interlocutor con el mezquino deseo de afirmar nuestra personalidad.
    Y así como tratamos de penetrar el mundo espiritual de los conceptos a través del pensar, así debemos conocer qué es el sentir en nosotros. En esta etapa tenemos que tener muy clara la diferencia entre lo que pensamos y lo que sentimos; debemos descubrir cuándo un deseo latente impulsa la construcción de un juicio para justificarlo. A esta edad, tanto los deseos como las pasiones, deben ser metamorfoseadas en sentimientos nobles y elevados. Lo mezquino deberá ser desplazado por sentimientos altruístas (alter = otro). En este septenio es muy importante la luz que emana de un ideal, como la verdad o la libertad, para que el ser humano sea guiado y logre desarrollar a pleno las grandes metas humanas que viven impresas en su espíritu.
    Si el hombre tiene clara conciencia del pensar y del sentir, le resultará más sencillo cómo debe actuar, cómo debe ser usada su voluntad, en este tramo de la biografía signado especialmente por la realización.
    Pero, ¿qué es la voluntad? Es una fuerza que anida en las profundidades inconscientes del alma. Es la fuerza de la acción, es el acto volitivo.
    Podemos identificar a la voluntad a medida que se expresa en los miembros esenciales del ser humano. Su primera expresión la denominamos instinto y opera en el ámbito del Cuerpo Físicohaciéndose cargo de los impulsos vitales (crecimiento, alimentación y reproducción) y, así, fue caracterizada en el primer septenio. Cuando esta fuerza es penetrada por el Cuerpo Etérico, se convierte en apetito o impulso. La acción repetida del impulso genera el hábito. En el segundo septenio, es cuando su acción se manifiesta con claridad; pero es, en el tercer septenio, cuando se hace consciente al establecer contacto con el Cuerpo Astral transformándose en deseo.
    Cuando esta fuerza de lo volitivo entra en el dominio del Yo, se transforma en motivo, ocupando los tres septenios centrales, los septenios del alma. Y, aquí, se establece una clara diferencia con lo animal: tanto el hombre como el animal pueden tener deseos, pero sólo el hombre puede tener motivos. De ahí en más, en los septenios del espíritu, la voluntad adquiere connotaciones elevadas de acuerdo con el nivel que alcance cada uno de los gérmenes superiores del Yo:

  • Aspiración, en el nivel del Yo Espiritual (séptimo septenio)
  • Propósito, en el nivel del Espíritu Vital (octavo septenio)
  • Resolución, en el nivel del Hombre Espíritu (noveno septenio)
    Como corolario de la conciencia de las funciones anímicas a desarrollar, en este septenio, repetimos que la comprensión del pensar, del sentir y del actuar, puede ser fruto de un trabajo inconsciente o consciente. Hacer el trabajo plenamente consciente nos impulsará de lleno a penetrar el conocimiento de los mundo superiores.
    Este septenio está regido por Saturno; lo dominante es la resolución que se expresa a través de la realización. La realización es la fuerza para que el Yo pueda hacer lo que el espíritu quiere en mí; es la realización del acto, la posibilidad de realizar por sí mismo.
    La forma física, que surgía en el primer septenio, es vivida ahora espiritualmente. Las que antes eran fuerzas creadoras, ahora se transforman en fuerzas de la conciencia. Ya hemos dicho que, detrás del aspecto físico visible, conformado por la sustancia, se entretejen las fuerzas espirituales propias de las materias integradas en el Cuerpo Etéreo, en el Cuerpo Astral y en la organización del Yo. Y, así, el cuerpo físico se transforma en un verdadero receptáculo de fuerzas espirituales. Por supuesto que la percepción de esta metamorfosis de fuerzas dependerá del desarrollo espiritual alcanzado por cada persona.
    La presenilidad, posible en este septenio, puede acompañarse con problemas de salud, físicos o psíquicos. Si estos se hacen presentes y el individuo no ha hecho un trabajo de apertura espiritual, es muy fácil que toda su atención se centre en sí mismo, tornándose egoísta, perdiéndose para sí y para el mundo. Este tipo de situaciones inhiben las posibilidades de percepción espiritual y el hombre se encamina hacia un verdadero proceso de deterioro y esclerosis psicofísica.
    La vivencia de la muerte es muy clara, lo cual lleva a una nueva crisis. Aparece otra depresión: la de la vejez. Una adecuada transformación de las fuerzas físicas en fuerzas de la conciencia es una buena prevención para este tipo de depresiones.
    En este noveno septenio, se establece una conexión con el primero; hay una iluminación de la vida infantil y una reconciliación con todas sus manifestaciones. Si el hombre o la mujer del noveno septenio no fueron buenos padres o madres, pueden descubrir ahora, como abuelos o abuelas, las delicias de esta etapa de la vida.

Los septenios y sus transformaciones
Los tres primeros septenios (septenios del cuerpo), desde el nacimiento hasta los veintiún años, se reflejarán en los tres septenios de la madurez. Este será un reflejo consciente; es decir, aquí comienza a actuar la conciencia que la persona pone en marcha para que se produzcan determinados cambios en ella.
Así como a los catorce años comienza la menstruación, a los cuarenta y nueve años comienza la menopausia.
Así como a los catorce años, anímicamente, el joven compite, el varón y la mujer se diferencian y los grupos que forman se destruyen entre sí; a partir de los cuarenta y dos años, las personas tienen, en general, otra manera de relacionarse, tienden a formar comunidades y trabajar con ideales comunes.
Así como a los catorce años, comienza la vida sexual; a los cuarenta y dos años, puede empezar a caducar el interés por la sexualidad, a caducar con un sentido de transformación.
A los catorce años, todo lo relacionado con el cuerpo tiene enorme importancia, mientras que, a partir de los cuarenta y dos años, este interés se transforma en algo que podemos llamar espiritual y comienza a plantearse el tema de la muerte.
A partir de los cuarenta y dos años, aparecen crisis que pueden ser físico - anímicas. Una crisis física consiste en sentir que el cuerpo físico ya no responde como antes y, en este caso, la persona puede reaccionar de dos maneras:

  • luchando contra esta situación, pudiendo matarse en el esfuerzo.
  • aceptando lo que le ocurre y, así, adoptar una nueva actitud frente a la vida. En este caso, surgirán las necesidades espirituales.
    El septenio de los cuarenta y nueve a los cincuenta y seis años tiene como espejo el septenio de los siete a los catorce años.
    Así como a los siete años el niño comienza su escolaridad; a partir de los cuarenta y nueve años el ser humano necesita enseñar, se transforma en maestro. Esta es una necesidad vital; el ser humano necesita ser escuchado, necesita transmitir algo, en suma, necesita dar.
    Así como entre los siete y los catorce años empiezan los hábitos; entre los cuarenta y nueve y los cincuenta y seis años será muy importante trabajar sobre los hábitos adquiridos, ya que, en este septenio, se desarrolla una fuerza que nos permite cambiar nuestros hábitos.
    En el último septenio, entre los cincuenta y seis y los sesenta y tres años, se producen alteraciones sobre todo en lo que respecta a la memoria. Es muy común que las personas de esta edad olviden hechos recientes; sin embargo, están revitalizando hechos que ocurrieron entre el nacimiento y los siete años, hechos que se recuerdan con gran claridad.
    A partir de los cuarenta y dos años y a lo largo de los septenios que siguen es muy importante recuperar las vivencias infantiles, no sólo recuperarlas sino revitalizarlas y transformarlas. Una característica de la niñez es el asombro, así como también el egoísmo. Por lo tanto, en esta etapa de nuestras vidas es ideal percibir la necesidad del otro, desarrollar nuestra capacidad para escucharlo y, de este modo, lograr el asombro. Precisamente, gracias a estas vivencias el mundo se desplegará ante nosotros y podremos transformar el egoísmo infantil en la capacidad para reconocer al otro.
    A partir de los cuarenta y dos años es fundamental comenzar un trabajo constante con el desapego y con el perdón. El desapego cobrará una importancia cada vez mayor a medida que pasan los años ya que con el paso del tiempo la persona tiene menos necesidades materiales. El desapego constituye una muy buena señal en el camino de la evolución personal.
    El trabajo con el perdón es mucho más difícil y requiere una preparación espiritual.

Trabajo espiritual para los Septenios del Espíritu
Existen cinco cualidades que se manifiestan en una evolución sana de un proceso biográfico de madurez, ancianidad y muerte. Estas son: unicidaddesapegoamor al prójimoagradecimiento y perdón.
La sensación de unicidad ocupa el centro del alma del hombre y de allí se desprenden las otras cuatro características. La idea de que la unicidad ocupa el centro del alma ha surgido al observar que, cuando la persona llega a experimentarla, las otras cualidades pueden ser alcanzadas sin dificultad. Ocupar el centro significa que la persona se siente ubicada allí reiteradamente y hace de esto un aspecto central de su vida.
Al hablar de la sensación de unicidad nos referimos a esa especial sensación de unidad con el Todo. Pero, ¿qué es el Todo? En realidad, no hay conceptos que puedan definirlo, ya que en el caso de lograrlo, lo definido dejaría de serlo; simplemente, el Todo Es.
Las personas, que han hecho abandono de su cuerpo físico en una situación de extremo riesgo, como un accidente o una operación quirúrgica, describen la sensación de unicidad como la sensación de no poseer un cuerpo y, a la vez, de sentirse parte del Universo. El cuerpo es el Cosmos mismo y la sensación de unicidad se manifiesta con la esencia de las cosas y no con las cosas en sí. Las cosas del mundo físico se vivencian como una consolidación material de aquella esencia. Sin embargo, no es una fusión cósmica con pérdida de conciencia; siempre existe la conciencia de sí mismo participando y gozando de esta experiencia inédita.
Cuando la experiencia cesa y se retorna al cuerpo, por lo general, se duda de lo vivido, ya que el imperio de los sentidos y nuestro condicionamiento cultural no dejan resquicios para experiencias suprasensibles. Pero lo más valioso de estas experiencias es el cambio de vida de quienes las han vivido y su necesidad de conocimiento acerca de los mundos espirituales.
Existe otra forma de acercarse a esta sensación de unicidad y es la que verdaderamente interesa en todo proceso biográfico. No se manifiesta bruscamente y no posee ni la fuerza ni la intensidad de las experiencias relatadas por las personas que atravesaron por dichas situaciones de extremo riesgo. Es un proceso que se instala lentamente, a partir de la cuarta década de la vida, debiendo ser cultivado cuidadosamente. En este caso, si la persona abre sus sentidos a esta nueva sensación de unicidad, decidiéndose a profundizarla conscientemente, se habrá iniciado el verdadero camino del principiante que aspira a la fraternidad y unidad en el camino espiritual. Para este proceso son de gran ayuda la meditación diaria y la observación constante de sí mismo. De esta manera, es posible romper con la esclavitud de la conciencia de vigilia y apreciar la causalidad.
Al tomar conciencia de esta causalidad, que obra en nuestra existencia, nos preparamos para abordar el concepto de karma. Sólo así, la vida adquiere sentido como escuela y cada tropiezo será bienvenido por el mensaje que encierra. Todo hecho deberá relacionarse con la causalidad y el orden universal y, así, la persona logrará instalarse, poco a poco, en la sensación de unicidad emergente. Más aún, todo conocimiento adquirido debe apuntar a la unión con el Todo y aquel conocimiento antiguo deberá ser reformulado en relación con la Totalidad.
Cuando este estado de unicidad ocupa el centro del alma se percibe una agradable sensación de paz y un germinar de sentimientos serenos de amor y fraternidad universal.
Estas sensaciones de unidad y de paz interior suelen despertar el desapego.

¿Qué es el desapego?

  • Es un cambio de valores.
  • Es la transformación de valores materiales en valores espirituales.
  • Es un valor que está en el centro, equidistando entre la posesión y la indiferencia.
    El verdadero despego produce una sensación de paz y esta misma sensación lo incentiva. La actitud de desapego estimula en la persona la alegría de descubrir que necesita cada vez menos para estar cada vez mejor. Desapegarse no significa no tener, significa no depender de lo que se tiene. Los valores materiales susceptibles de ser trabajados internamente como actitud de desapego abarcan todos los sbjetos físicos que nos rodean, desde los más insignificantes hasta los más grandes.
    Mucho más difíciles de ser abandonados son los valores anímicos, porque son más sutiles y están menos expuestos al campo iluminado de nuestra conciencia; por ejemplo, los roles que ejercemos diariamente, el prestigio alcanzado o el manejo del poder.
    Las razones espirituales del desapego son casi obvias: la conciencia superior sabe de lo efímero de la existencia física; basta elevarse a otro nivel de conciencia para que el desapego del mundo físico se constituya en un hecho lógico y necesario. Desde el punto de vista de la conciencia de vigilia u objetiva, hay un solo acontecimiento en la vida que no resiste la menor objeción por parte de la razón, esto es la muerte del cuerpo físico. Es muy comprensible, entonces, que a partir de la segunda mitad de la vida esta tremenda verdad humana cobre fuerza inconscientemente en el alma.
    Todo desapego del mundo de los sentidos, antes de enfrentar la muerte física, facilitará enormemente el tránsito hacia el otro plano de conciencia y permitirá, en futuras encarnaciones, disfrutar serenamente del proceso tan temido.
    La sensación de unicidad y la actitud de desapego confluyen en un sentimiento muy elevado el amor al prójimo.
    "Amarás al Señor, tu Señor, y al prójimo como a ti mismo" encierra una verdad oculta: el re-conocimiento de la Divinidad en el otro así como en nosotros mismos. Reconocer a Dios en el otro y en nosotros sólo es posible merced a una profunda devoción y reverencia que despierta en el hombre la emanación divina que vive en su Espíritu.
    El amor al prójimo se cultiva y crece. Es un largo camino que parte del egoísmo para llegar al altruísmo, al otro. Desde un punto de vista es un proceso que, por un lado, recibe aportes de la unicidad y del desapego y, por otro lado, del agradecimiento y del perdón. Es una sensación que se instala en nuestro Ser y se manifiesta como sensibilidad ante la necesidad ajena. Cuando esta sensibilidad se expande en el alma, se expresa en el mundo como acto de generosidad.
    La sensación de amor al prójimo siempre despierta un sentimiento de sana alegría, un verdadero bálsamo anímico-espiritual.
    ¿Y qué podemos decir del agradecimiento y del perdón?
    El agradecimiento es una sensación muy poco cultivada en el alma humana. El agradecimiento nace de los hechos más insignificantes, como respirar, caminar conscientemente, oir el canto de un pájaro, presenciar una puesta de sol, recostarse sobre el tronco de un árbol o acariciar a un animalito. Todo esto despierta un sentimiento de amor y fraternidad universal que incentiva el amor al prójimo, pudiendo trascenderse lo humano para llegar a lo divino.
    El perdón provoca una sensación de benevolencia. Si analizamos el vocablo en detalle nos encontramos que la palabra perdón se compone de una preposición inseparable: per, que refuerza su significado y de un verbo que tiene una profunda significación en sí mismo como acción de desprendimiento y entrega, donar. Sin embargo, en el mismo vocablo permanece en silencio otro significado el de don. El sentido de la donación es el de la dádiva u ofrenda, como así también es una cualidad del ser humano. Por lo tanto, el perdón es una verdadera cualidad del hombre que le permite desprenderse tanto de objetos materiales como del orgullo personal; desapego, para ofrecer una dádiva; amor al prójimo, que estimula en el espíritu la sensación de agradecimiento que lo une con el Todo, unicidad.
    Aquí hablamos del perdón como una actitud del alma en relación con el mundo; una actitud libre que, en cada momento, podemos elegir asumir o rechazar. La actitud interior de perdonar encierra un doble aspecto: anímico y espiritual. En el aspecto anímico produce un alivio y una liberación, es un desprenderse de algo que a su vez nos mantenía atrapados y esclavizados. Nos desprendemos de sentimientos tales como odio, humillación, dolor.
    En el aspecto espiritual, el trabajo consciente del perdón nos abre las puertas del aprendizaje, nos torna flexibles y compresivos con respecto a la naturaleza humana. Es un excelente instrumento para cincelar aspectos oscuros del alma y nos abre el camino a la indulgencia y la compasión. La compasión se apoya en la humildad y es el profundo sentimiento de amor cristiano hacia el semejante, sin guardar relación con el sentimiento de lástima.
    Saber que el otro es nuestro espejo, que los mismos errores que hoy criticamos fueron nuestras equivocaciones ayer, que en nuestro corazón y en el de nuestros semejantes brilla la misma luz, es suficiente para que se agigante el sentimiento de unicidad y amor al prójimo. Por estos motivos, los tres septenios de Espíritu constituyen, en cada encarnación, la oportunidad de que el Yo evolucione un poco más para acercarse a sus verdaderas metas espirituales.
    Por lo tanto, el perdón es una verdadera cualidad del hombre que le permite desprenderse tanto de objetos materiales como del orgullo personal; desapego, para ofrecer una dádiva; amor al prójimo, que estimula en el espíritu la sensación de agradecimiento que lo une con el Todo, unicidad.

La Vida continúa: ¿ancianidad o vejez?
A partir del noveno septenio (63 años en adelante) comienza una etapa signada por una nueva polaridad: el predominio de las tribulaciones físicas y anímicas donde “todo duele o molesta” o la aparición del sol de la sabiduría donde el agradecimiento a la Vida preside todos nuestros actos.
Es una etapa difícil, pero no imposible, para introducir cambios sustanciales en la propia vida. La muerte del cuerpo físico constituye un hito cercano; se puede optar entre la añoranza de la lozanía perdida ( himno a la decreptitud) o expandir la conciencia más allá del destino final de dicho cuerpo (himno al Amor). De nosotros depende seguir el camino de la ancianidad o la vejez.
El diccionario de la Real Academia presenta a los dos conceptos (ancianidad y vejez) como sinónimos, pero ofrece algunos ejemplos sutiles que llevan a la reflexión.
Lo obvio es, en este caso, también significativo: Anciano (letra A) figura al comienzo y Viejo (letra V) al final.
La palabra “anciano” deriva de “ante”, y ya se utilizaba a mediados del siglo XIII; otros sinónimos que aparecen son “patriarca” y “abuelo”, los cuales transmiten en sí mismos una sensación de ancianidad sabia y respetable.
Por su parte, la palabra “viejo” ostenta también algunos sinónimos tales como “deslucido” y “estropeado por el uso”, que hacen innecesario agregar comentario alguno. Etimológicamente deriva del vocablo “vetus”, y su evolución fue la siguiente:
En el siglo XVII, veterano
En el siglo XIX, veterinario (El significado tenía relación con las “bestias de carga”, es decir, animales viejos, impropios para montar y que necesitan de un veterinario más que los demás).
En el siglo XIX, vetusto (muy viejo)
De tal modo, si aplicamos estas reflexiones a la biografía, debe hacerse una diferenciación sustancial cuando un ser humano deviene viejo ó anciano.
Vamos a desarrollar los dos estados arquetípicos: ancianidad y vejez.
Observando el siguiente cuadro, surge con claridad la diferencia radical entre ambos arquetipos.

En cuanto a la vejez:
· Golpea con fuerza la conciencia de la madurez de quien la observa.
· La decrepitud, el deterioro de la forma y la desconexión con la realidad circundante se presentan ante nosotros como una pésima caricatura de lo que fue.
· El automatismo semiconsciente, el malhumor y un monótono parloteo estimulan la necesidad de ignorar la presencia del “viejo”.
· La debilidad del que grita y golpea se hace realidad ante nosotros.
· El viejo vive sumido en el egoísmo y la desconfianza.
· Tiene muchos miedos, le teme a la muerte.
· No existe la propia responsabilidad, la culpa siempre es ajena.
· Celebra su cumpleaños, o sea la cantidad de años vividos, y no sabe porqué.
· Vegeta, vive biológicamente.
· El destino es un geriátrico, al que le teme.
· La esclerosis de los órganos de los sentidos lo aísla cada vez más del mundo.
· Vive preso del cuerpo y de la vida.
· El espíritu se ha desconectado del cuerpo físico.
- Es su MUERTE.

En cuanto a la ancianidad:
· La imagen del anciano está unida a la sabiduría y el respeto; dos altos valores que hablan de la dignidad humana.
· La sensación de transitoriedad que deja traslucir ahora su vida, le brinda algo positivo: una conciencia cada vez más clara de lo que le pasa, de lo que es eterno. Sabiduría es aquello que surge cuando lo absoluto y lo eterno se manifiestan en la conciencia finita y transitoria arrojando luz sobre la vida.
· Su fortaleza interior le permite callar y escuchar. El anciano aprendió a escuchar y sabe cuándo debe callar.
· Cuando habla, su discurso siempre denota una cosmovisión del mundo.
· La reflexión, la prudencia y la oportunidad son sus características.
· Sabe perdonar y agradecer.
· Asume la responsabilidad de sus propios actos.
· Aprendió a confiar, y no teme que lo engañen.
· No tiene miedos.
· No le teme a la muerte, la aguarda.
· Acepta su destino y no tiene exigencias; podría vivir en un geriátrico pero nadie quiere privarse de su compañía.
· Su cuerpo envejece armónicamente, la esclerosis del cuerpo físico es soportada con nobleza; eso le otorga lozanía.
· Celebra el día de su aniversario (birthday) recordando el momento y la época en que llegó al mundo. Celebra la cualidad que posee dicha fecha en relación con su existencia.
· El espíritu sigue expresándose a través de ese cuerpo físico que envejece, expandiendo la luminosidad del Ser.
· Vive en sí mismo la libertad plena de su alma y de su espíritu.
· Es su RENACIMIENTO.

Características generales
Hemos hablado de la polaridad arquetípica ancianidad- vejez; sabemos que, como en toda división de lo humano en categorías, nadie se encuentra totalmente involucrado en una sola de tales polaridades. Es raro que la realidad individual sea blanca ó negra; en general, es gris claro ó gris oscuro. El proceso siempre es gris y se puede dirigir hacia la luz o hacia la oscuridad.
Por otra parte, lo expuesto, más que una descripción de lo existente es un alerta para quienes nos acercamos a esas etapas. Es ésta una semblanza espiritual de la vida después de los 63 años.
Por entonces deben existir objetivos de vida. El hombre o la mujer de esta edad puede observar que tiene por delante una gracia divina y esto estimulará su reconocimiento y veneración; no porque la vida sea tan bella sino porque puede estructurarla y analizar la existencia pasada evaluando así los distintos aspectos de la misma.