¿Son más perjudiciales los altos
en sacarosa como la panela o los altos en fructosa como el sirope de agave?
Los altos en fructosa no son buenos. Se
procesan directamente en el hígado, por eso no elevan el azúcar en sangre (al
final si comes mucho sí), pero crean hígado graso, resistencia a la insulina y obesidad. También causan “ataques” de hambre
posteriormente.
Los altos en sacarosa (naturales) como el
azúcar integral de caña, la panela, la melaza de caña, además de alcalinizantes
producen saciedad y se metabolizan correctamente aportando energía inmediata a
los músculos (lo que no ocurre con la fructosa, que debe pasar por un doble
procesado), el xilitol o azúcar de abedul también da buenos resultados, pero es
menos económico.
El azúcar de coco, si es procesado en frío
o con poca temperatura (evaporación del agua de coco), también es saludable.
La fructosa no es mala en sí misma, son las
enormes dosis que se consumen actualmente las que hacen que sea peligrosa. El
metabolismo de la fructosa ocurre en el hígado, mientras que la glucosa es
utilizada directamente por las células y solo en torno al 20% llega al hígado.
El
cuerpo convierte las moléculas de fructosa en grasa para su almacenamiento, lo
que eleva el nivel de triglicéridos en sangre y favorece la obesidad. También
eleva el ácido úrico. El consumo excesivo de fructosa lleva al síndrome
metabólico clásico: ganancia de peso, obesidad abdominal, alta presión
arterial, niveles altos de glucosa en sangre, triglicéridos altos, descenso del
colesterol bueno (HDL) y subida del malo (LDL).
Cuando se consumen alimentos con glucosa,
el cuerpo segrega insulina que, a su vez, inhibe una hormona llamada ghrelina, que es la
que nos da apetito, y estimula la producción de leptina, hormona responsable de
la sensación de saciedad. En otras palabras, la glucosa hace que se nos quite
el hambre y paremos de comer.
Esto no sucede con la fructosa, la ghrelina
sigue haciendo efecto y la leptina no aparece, en consecuencia el apetito se
mantiene y seguimos comiendo.
El consumo de añadidos dulces sea panela,
melazas.... crea dependencia porque genera energía muy rápido y nos hace
encontrar bien. Después viene el bajón. Si despues de comer fruta te entra
hambre es porque el organismo pide más, al no ser tan dulce como
otros productos que usamos.
La
mayor parte de los edulcorantes carecen de valor nutritivo y pueden ser perjudiciales para la salud si se toman
en cantidades excesivas. El azúcar blanco sólo aporta calorías y un
desequilibrio glúcido en la sangre. Los sustitutos sintéticos son
sospechosos de causar graves enfermedades.
El
uso del azúcar, al igual que la sal, tiene más que ver con una cuestión de
placer que de necesidad. Los elementos más saludables contenidos en algunos
edulcorantes, como las vitaminas o minerales, se obtienen mejor de otros
alimentos, como los cereales o las legumbres. Cualquier tipo de edulcorante
contiene grandes dosis de azúcares simples (de cadena corta) que aumentan los
niveles de glucosa en sangre y perjudican la salud. Así que, si no podemos
privarnos de endulzar nuestros platos o bebidas favoritas, mejor echar mano
de las alternativas naturales del mercado. Con este artículo analizamos
todas las posibilidades, sus ventajas e inconvenientes y cuál es nuestra opción
favorita.
Edulcorantes
naturales y sintéticos
Ya
que ningún edulcorante, a excepción de la stevia, es beneficioso para la salud,
lo mejor sería satisfacer nuestra necesidad de endulzar determinados alimentos
con edulcorantes naturales de procedencia biológica. No debemos olvidar la gran
controversia que existe con respecto a algunos famosos edulcorantes sintéticos,
como el aspartamo o la sacarina, cuyo peligroso efecto en la salud ha
quedado ampliamente demostrado en infinidad de investigaciones.
Al
menos los edulcorantes naturales no poseen sustancias químicas
cancerígenas y contienen fibra, algunas vitaminas y minerales
saludables, aunque desde luego en proporciones infinitamente menores que otros
alimentos como los cereales, las legumbres o los vegetales. Los edulcorantes
naturales contienen, fundamentalmente:
o Hidratos de carbono:
sobre todo azúcares simples, los más perjudiciales para salud y especialmente
para la diabetes, ya que su ingesta provoca un rápido aumento del nivel de
glucosa en sangre. Los cereales o las legumbres, en cambio, poseen hidratos de
carbono de absorción lenta que son los que el organismo puede utilizar como
fuente eficiente de energía y que no descompensan la glucosa sanguínea.
o
Algunas vitaminas y
minerales: pero en proporciones bastante
insignificantes comparado con otro tipo de alimentos.
Es
decir, el uso de edulcorantes tiene que ver con el capricho y no con una
necesidad nutricional. Por lo tanto es mucho mejor consumir cualquier
edulcorante natural con moderación.
Stevia,
el mejor edulcorante
La
stevia es una bonita planta cuyas hojas proporcionan un sabor hasta 300
veces más intenso que el azúcar, con la ventaja de no contener ninguna caloría
y ser altamente beneficiosa para la salud, como muchos estudios científicos
advierten. Este edulcorante natural se utiliza desde hace años en Sudamérica,
Asia, China y Japón. Su aprobación para el consumo en Europa se retrasó por el
afán proteccionista de algunas multinacionales propietarias de edulcorantes
sintéticos. Puesto que se trata de una planta, ninguna empresa puede conseguir
la patente. De ahí el problema para encontrar financiación y realizar los
estudios pertinentes para su aprobación.
Además,
según algunos estudios, la stevia regula la diabetes y la hipertensión, y
además adelgaza. Es un edulcorante perfectamente recomendado para personas
diabéticas, dura mucho tiempo, no se transforma con altas temperaturas y no es
adictivo. De todos los edulcorantes naturales disponibles en el mercado, la
stevia es sin duda el más saludable, aunque hay que acostumbrarse a su intenso
sabor con cierto toque a regaliz.
Azúcar
de caña integral o de rapadura
Este
edulcorante se obtiene evaporando el jugo de la caña por calentamiento o
liofilización. De todos los tipos de azúcar es el más saludable, pues
contiene algunos minerales y vitaminas cuando se respeta el proceso artesanal
de fabricación.
Cuando
compremos azúcar de caña integral debemos asegurarnos de que sea auténtico,
pues el azúcar moreno lleno de aditivos que se vende en los supermercados
convencionales no tiene nada que ver con el de verdad. Ni el color, ni la
textura, ni sus propiedades, ni el procedimiento de obtención industrial.
Comprueba personalmente las diferencias.
El
verdadero azúcar de caña integral no es marrón, sino que tiene un color
ligeramente tostado y se apelmaza con facilidad al contacto
con la humedad. Lo encontraremos en tiendas especializadas en productos
biológicos, sólo tenemos que aprender a comprar ecológico. El azúcar integral
de caña es uno de los edulcorante más ricos en vitaminas y minerales.
Las
melazas de cereal
Las
melazas se obtienen a través de un proceso de fermentación de diferentes
cereales, sobre todo del arroz y la cebada. Al tratarse de un producto
fermentado, su digestibilidad es mayor y contienen, al igual que el
azúcar de caña integral, cierta cantidad de vitaminas y minerales provenientes
de dichos cereales. Además, si han sido elaboradas con temperaturas inferiores
a los 70º, contienen propiedades enzimáticas, por lo que es importante
conseguirlas de buena calidad.
Endulzan
algo menos que el azúcar y son bastante suaves al paladar. Sin duda son
un buen sustituto del azúcar blanco (completamente carente de nutrientes),
sobre todo para la población infantil.
La
miel
La miel es
un producto que elaboran las abejas a partir del néctar de las flores y puede
contener en su composición hasta 150 elementos diferentes. Aunque contiene
vitaminas y minerales, lo cierto es que la mayor parte de esos componentes son,
al igual que otros edulcorantes, azucares simples con los mismos inconvenientes
que hemos visto antes.
La
miel es un edulcorante muy natural y sobre todo delicioso, pero también
debemos consumirla con moderación.
Sirope
de agave
El
sirope de agave se ha puesto muy de moda últimamente pero la información es
bastante contradictoria, dependiendo de las fuentes que se analizan, y no
existen muchos estudios sobre sus cualidades nutricionales.
Este
sirope se obtiene a partir de una planta muy parecida al aloe vera originaria
de América Latina. En primer lugar, se obtiene el jugo de la planta, que los
mexicanos consumen como bebida refrescante. Luego se fermenta y se obtiene el
pulque. Del pulque, a través de un proceso enzimático, se obtiene esta
sustancia parecida a la miel.
Su complicado
proceso de fabricación así como las altas temperaturas a las que se
somete son argumentos que defienden algunos detractores. Aunque se trata de una
buena alternativa para veganos, para el resto de personas la miel es, sin duda,
una opción parecida mucho más natural y saludable.
Sirope
de arce
El
arce es un árbol que crece sobre todo en Canadá y la parte norte de Estados
Unidos. Su sirope se extrae a partir de la evaporación de la savia de este
árbol. Comparado con el sirope de agave, su producción es mucho más sencilla
y natural, por lo que constituye una mejor alternativa. No obstante,
también contiene una gran cantidad de azúcares simples y tan solo un 0,7% de
minerales.
Fructosa
La
fructosa es un azúcar simple que proviene de algunos vegetales, sobre todo de
la fruta. Pero la fructosa que encontramos en el
mercado se consigue mediante un proceso enzimático a partir del azúcar blanco.
Sin embargo, provenga de donde provenga, lo cierto es que se trata de un elemento
carente por completo de nutrientes como vitaminas, minerales o fibra.
La
única ventaja de la fructosa es que puede ser mínimamente tolerada por personas
diabéticas, ya que no desestabiliza bruscamente los niveles de azúcar en
sangre.
Conclusiones
Como
hemos visto, la mayor parte de los edulcorantes, aunque sean naturales,
no contienen apenas valor nutritivo y pueden ser perjudiciales para la salud si
se toman cantidades excesivas. El azúcar blanco es un producto que sólo aporta
calorías y desequilibrio glúcido en la sangre y los sustitutos sintéticos son
sospechosos de causar graves enfermedades. Así que, si no podemos privarnos de
endulzar algunos de nuestros platos o bebidas favoritas, mejor echar mano de
las alternativas naturales que existen en el mercado. Los mejores, la stevia
y el azúcar de caña integral.
Para
cuidar nuestra salud, debemos optar por los edulcorantes naturales menos
perjudiciales y huir siempre del venenoso aspartamo y de los productos light.
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